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Normas sobre el refrán “No Te adoramos por temor al Infierno ni por anhelo del Paraíso”.

pregunta: 104769

Yo siento que estoy haciendo actos de culto y obediencia a Dios motivado por el deseo de una recompensa, que es el Paraíso, y el miedo a un castigo, que es el Infierno. ¿Por qué sucede esto? ¿Cuál es el remedio? Yo quisiera hacer actos de culto por amor a Dios, y amarle y obedecerle. ¿Cómo puedo lograr eso?

Texto de la respuesta

Alabado sea Dios, y paz y bendiciones sobre el Mensajero de Dios y su familia.

Esta confusión a la que haces referencia en tu pregunta proviene de la idea bien conocida enunciada por algunas escuelas de pensamiento, que reza “No adoramos a Dios por temor al Infierno ni por anhelo del Paraíso, sino por amor a Él”. Esta idea se presenta con distintas redacciones, siempre sugiriendo que si uno adora a Dios por temor al Infierno, está tratando a Dios como si fuera un tirano y uno fuera un esclavo, y si adora a Dios anhelando que le recompense con el Paraíso, entonces trata a Dios como el comerciante al cliente, siendo su amor a Dios el resultado de un mero interés. 

Sin embargo, no importa cómo sea expresada esta idea, esta idea es un error y no surge de las enseñanzas del Islam. Podemos encontrar los siguientes indicios de esto: 

1 – No hay contradicción entre el amor a Dios, el temor a Él y la esperanza en Su recompensa. Entonces, uno puede adorar a Dios impulsado por cualquiera de estas motivaciones, por temor a Su castigo, por la esperanza de Su recompensa, por amor a Él solamente y por muchas otras razones. Pero quien Le teme no carece de amor a Dios, ni tampoco quien anhela Su recompensa. De hecho, puede que tengan un amor por Dios más grande que muchos que dicen amarlo solamente. 

2 – De acuerdo a los musulmanes ortodoxos y seguidores de la Tradición Profética, la adoración debe estar basada en el amor y la veneración. El amor genera esperanza y la veneración genera temor.

El Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“El culto religioso en el Islam está basado en dos grandes principios, que son el amor y la veneración. El resultado de ambos es que “…ellos solían apresurarse a hacer obras rectas, y solían invocarnos con esperanza y temor” (Al-Anbiá', 21:90). Del amor proviene la esperanza, y de la veneración proviene el temor. 

Por eso la religión implica instrucciones y prohibiciones. Las instrucciones están basadas en la esperanza y en la búsqueda de acercarse a Aquél que ha dado estas instrucciones, y las prohibiciones están basadas en la veneración y el temor hacia Aquél que ha emitido estas prohibiciones, el Todopoderoso. 

Si amas a Dios, glorificado y exaltado sea, tienes esperanza de alcanzar lo que Él quiere para ti, y buscas el camino que conduce a Él obedeciéndole de la mejor manera. Si Lo veneras, Le temes y cada vez que piensas en cometer un pecado, recuerdas la grandeza del Creador y te abstienes. “Ella intentó seducirlo, y él habría accedido si no fuera que su Señor le advirtió que se trataba de una prueba. Por cierto que lo preservamos del mal y la obscenidad, porque era uno de los siervos elegidos” (Yusuf, 12:24). 

Esta es una de las bendiciones de Dios sobre ti, que si piensas en el pecado, piensas en Dios y Le temes, temes Su castigo y por eso te mantienes apartado del pecado, porque adoras a Dios con esperanza y temor”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa Shéij Muhámmed ibn al-‘Uzaimín, 8/17-18. 

3 – El culto de los profetas, eruditos y sabios piadosos está basado en la esperanza y el temor, y no está privado de amor a Dios. Quien pretende adorar a Dios sólo por una de estas razones no está siguiendo el ejemplo de ellos. Dios dijo (traducción del significado): 

“Éstos buscan el medio de acercarse más a su Señor, anhelan Su misericordia y temen Su castigo. Por cierto que el castigo de tu Señor es temible” (Al-Isra', 17:57). 

Y describiendo a los profetas, Dios dijo (traducción del significado):

“Les agraciamos porque siempre se apresuraban a realizar obras buenas, Nos invocaban con temor y esperanza, y eran sumisos” (Al-Anbiá', 21:90). 

Ibn Yarír at-Tabari (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Lo que significa la palabra “esperanza” es que ellos solían adorarle buscando Su gracia y misericordia. Y “temor”, significa evitar Su castigo, tratando de no fracasar en el culto a Él y de no cometer pecados”. 

Algo similar a lo que hemos dicho fue afirmado por otros comentaristas del Corán. Ver la Exégesis de At-Tabari, 18/521. 

Al-Háfiz Ibn Kazír (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Las palabras “Y escuchamos su súplica, y le agraciamos con [su hijo] Juan, pues hicimos que su mujer fuera otra vez fértil. Les agraciamos porque siempre se apresuraban a realizar obras buenas, Nos invocaban con temor y esperanza, y eran sumisos” (Al-Anbiá', 21:90), significan que ellos solían apresurarse a hacer lo que los acerque a Dios, es decir, actos de obediencia a Él. Y de la frase “…y ellos solían invocarnos con esperanza y temor”, Az-Zawri dijo que “esperanza” significa esperanza de lo que está junto a Dios, y “temor”, es temor a Su castigo. 

De la frase “…y solían humillarse ante Nosotros”, ‘Ali Ibn Abi Tálhah dijo que Ibn ‘Abbás dijo: “Es decir, afirmando lo que Dios reveló”. Muyáhid dijo: “Significa que son verdaderos creyentes”. Abu al-‘Aalíyah dijo que Abu Sinán dijo: “Humillarse a sí mismos ante Dios se refiere al temor que está constantemente en el corazón de ellos”. Y también se registró que Muyáhid dijo que humillarse a sí mismos significa que eran gente humilde. Al-Hásan, Qatádah y Ad-Dahhák dijeron: “Significa que eran humildes ante Dios, glorificado y exaltado sea”. Todos estos puntos de vista son concluyentes y similares en significado”. Fin de la cita de la Exégesis de Ibn Kazír, 5/370. 

El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Algunos de los primeros eruditos sugirieron que adorar a Dios solamente por amor era algo de herejes; que quienes Lo adoraban sólo por temor a Él eran los jariyíes; que quienes Lo adoraban sólo por esperanza en Su recompensa eran los muryíes; y quienes Lo adoran por amor, temor y esperanza, son los seguidores de la Tradición Profética”. Fin de la cita de Maymu’ al-Fatáwa, 15/21. 

4 – Algunas personas creen que el Paraíso es un lugar donde hay árboles, ríos y vírgenes hermosas, y parece que no se dieran cuenta que la cosa más grandiosa a la que uno puede aspirar está en el Paraíso, que es ver a Dios. Y el Fuego no es sólo vientos calientes, agua hirviendo, y el árbol de Zaqqum, un árbol siniestro que tiene unos frutos de sabor amargo y horrible; más bien, allí está la ira de Dios, y quien está allí es porque está privado de Él, glorificado y exaltado sea. 

El shéij Ibn Taimíyah dijo:

“Las cosas están claras, es una confusión la idea de adorar a Dios sólo por amor a Él, sin temor a Su castigo ni esperanza en Su recompensa. Quien piensa esto quizás cree que el  Paraíso no es más que buena comida, bebida, lindas ropas y relaciones maritales. Por eso uno de los shéijs se equivocó cuando escuchó las palabras de Dios “Entre ustedes hay algunos que desean este mundo y otros que desean el Más Allá”. (Ali ‘Imrán, 3:152) y dijo: “¿Dónde está quien busca a Dios?”. Otro dijo sobre las palabras de Dios “Ciertamente Allah recompensará con el Paraíso a los creyentes que sacrifican sus vidas y sus bienes combatiendo por la causa de Allah hasta vencer o morir. Ésta es una promesa verdadera que está mencionada en la Torá, el Evangelio y el Corán; y Allah es Quien mejor cumple Sus promesas. Alegraos pues, por este sacrificio que hacéis por Él, y sabed que así obtendréis el triunfo grandioso.” (At-Táwbah, 9:111): “Si la vida y las propiedades son a cambio del Paraíso, entonces, ¿qué por verlo a Él?”. 

Dijeron esto porque pensaron que el Paraíso no incluía ver a Dios. Pero de hecho, el Paraíso es el lugar de todas las clases de alegrías y deleites, y el más sublime de todos allí es contemplar el Rostro de Dios. Este es uno de los regocijos que los creyentes alcanzarán en el Paraíso, como confirman los textos. 

De la misma manera, la gente del Infierno no podrá ver a Dios, y morará en el Fuego. Más aún, si quienes dijeron estas cosas supieran realmente de lo que estaban hablando, entonces su afirmación podría entenderse como significando que aun si Dios no hubiera creado el Fuego ni el Paraíso, todavía sería un deber adorar a Dios, y que la gente debería esforzarse por acercarse a Dios y anhelar contemplar Su rostro. Pero lo que significa “Paraíso” en este caso es lo que la gente logre como felicidad”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa, 10/62-63.

Ibn al-Qayím dijo:

“De hecho puede decirse que el Paraíso no es meramente bellos parajes con árboles, frutos, ríos, palacios y vírgenes. Mucha gente no tiene una idea clara de lo que se llama “el Paraíso”. El Paraíso es el nombre de una morada de absoluta perfección y deleite, y una de las grandes alegrías del Paraíso será contemplar el Rostro de Dios y oír Sus palabras, estar cerca de Él y alcanzar Su complacencia. No hay comparación entre lo que hay en el Paraíso de deleites como la buena comida y bebida, los bellos ropajes, y esta felicidad. La menor de Sus bendiciones es más grande que el Paraíso y todo lo que contiene, como Dios dijo (traducción del significado): 

“Allah prometió a los creyentes y a las creyentes [que obtendrán por su fe] jardines [en el Paraíso] por donde corren los ríos, en los que disfrutarán eternamente, y hermosas moradas en los jardines del Edén, y sabed que [alcanzar] la complacencia de Allah es aún superior. Éste es el éxito grandioso” (At-Táwbah, 9:72). 

El reporte auténtico que menciona el ver a Dios dice: “Por Dios, que Dios nunca les dará algo más querido para ellos que contemplar Su rostro”. De acuerdo a otro reporte: “Cuando Dios, glorificado y exaltado sea, se les manifieste y ellos vean Su rostro con sus propios ojos, olvidarán todos los placeres y deleites que han gozado alguna vez, y no les volverán a prestar atención”. 

Indudablemente así es como es, de hecho es más grandioso de lo que cualquiera podría estimar o imaginar, especialmente cuando los amantes de Dios logren la compañía de su Amado, porque “…cada uno estará con aquellos que ama”. Y no hay excepción a esta norma, es algo confirmado. ¿Qué bendición, qué placer, qué alegría y triunfo podrían ser mayores que éste? ¿Hay alguna bendición mayor que la de estar con el Amado? Porque nadie podrá darte una alegría más sublime que ésta, más perfecta y más bella. 

Este es el conocimiento que los amantes de Dios se preparan para alcanzar, y este es el estandarte alrededor del cual quienes tienen conocimiento de Dios se reunirán. Es la esencia del Paraíso y su verdadera vida, y por medio de él uno será capaz de disfrutar del Paraíso, porque el Paraíso está basado en él. 

¿Cómo podría decirse entonces que “Dios no debería ser adorado por la esperanza del Paraíso y por el temor al Infierno”? 

De la misma manera, con respecto al Fuego del Infierno (nos refugiamos en Dios de él) para aquellos que ingresen, el dolor de estar apartados de Dios, de estar fuera de Su gracia, sintiendo todo el tiempo Su enojo y lejanía con Él, será mayor que cualquier dolor que hayan sufrido jamás. De hecho estas llamas comenzarán en sus corazones y esto es lo que causará las llamas que los atormentarán físicamente. 

El objetivo de los profetas, mensajeros, piadosos, justos, mártires y gente honrada es alcanzar el Paraíso y huir del Fuego. Dios es Aquél Cuya ayuda buscamos y en Él ponemos nuestra confianza. No hay poder ni fuerza excepto con Él, y Él es suficiente para nosotros, y el mejor administrador de nuestros asuntos” Fin de la cita, de Madárich as-Saalikín, 2/80-81. 

5 – La implicancia de ese punto de vista es tomar a la ligera la creación del Paraíso y el Infierno, siendo que Dios los ha creado a ambos para aquellos que lo merecen. Él ha hecho el Paraíso como un incentivo para quienes Le adoran, y ha hecho el Infierno para asustar y disuadir a la gente del pecado y la incredulidad. 

6 – El Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le pidió a Dios el Paraíso y buscó refugio en Él del fuego del Infierno, y enseñó a sus compañeros (que Dios esté complacido con ellos) a hacer lo mismo. Así los primeros eruditos y orantes heredaron estas enseñanzas, y ninguno de ellos consideró que hacerlo fuera en desmedro de su amor a Dios, ni lo consideró como un signo de falta de empeño en el culto religioso. 

Se narró que Anas dijo: “La mayoría de las súplicas del Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) decían: “Allahúmma rábbana átina fi ad-dunia hásanah wa fi al-ájirah hásanah wa qina ‘adáb an-nar (Dios nuestro, Señor nuestro, danos lo que es bueno en esta vida y en el Más Allá, y protégenos del tormento del Fuego”. Narrado por al-Bujari, 6026. 

Se narró que Abu Hurairah dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo a un hombre: “¿Qué dices durante la oración?”. Le respondió: “Recito el doble testimonio de fe y luego le pido a Dios el Paraíso, y busco refugio en Él del Fuego del Infierno. Pero, por Dios, que yo no entiendo lo que tú o Mu’ádh murmuran (cuando rezan). Le respondió: “Lo que decimos también es sobre el Paraíso y el Infierno”. Narrado por Abu Dawud, 792; Ibn Máyah, 3847. Clasificado como auténtico por al-Albani en Sahih Ibn Máyah. 

Se narró que Al-Bará' Ibn ‘Aazib dijo: “El Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) me dijo: “Cuando vayas a dormir, haz la ablución para la oración, recuéstate sobre tu lado derecho, y luego di: “Allahúmma aslamtu wayhi ilaika wa fawwadtu amri ilaika wa alya’tu zahri ilaika ragbatan wa ráhbatan ilaika, la malya’a wa la manya minka ílla ilaika. Allahúmma amántu bi kitábika al-ladí ánzalta wa nabíyika al-ladí arsalta (Dios nuestro, he vuelto mi rostro hacia Ti y Te he confiado mis asuntos, confío completamente en Ti, con esperanza y temor. No hay refugio ni seguridad de Ti excepto contigo. Creo en Tu Libro, el cual revelaste, y en Tu Profeta, el cual enviaste)”. Luego, si mueres esa noche, morirás en un estado de pureza (fítrah), y estas habrán sido tus últimas palabras”. Narrado por al-Bujari, 5952, y Muslim, 2710. 

Taqí ad-Dín as-Subki (que Allah tenga misericordia de él) dijo: 

“Quienes se esfuerzan en el culto religioso son de diferentes clases. Están los que adoran a Dios por lo que Él es, y porque Él merece eso, porque ciertamente sólo Él lo merece, aun si no hubiera creado el Paraíso y el Infierno. Este es el significado de lo que muchos han dicho: “No Te adoramos por temor al Infierno ni por la esperanza de Tu Paraíso”. En otras palabras, significa “Te adoramos porque Tú mereces eso”. 

Sin embargo, quien dice esto también pide a Dios el Paraíso y busca refugio en Dios del Infierno. Pero hay gente ignorante que piensa que es lo contrario. Se trata de ignorantes, porque quien no le pide a Dios el Paraíso y la salvación del Infierno no está siguiendo la Tradición Profética, porque el Profeta Muhámmad (que Dios esté complacido con él) nos enseñó a hacer esto. Por eso cuando él (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le preguntó a uno de sus compañeros qué le pedía a Dios, le respondió: “Recito el doble testimonio de fe y luego le pido a Dios el Paraíso, y busco refugio en Él del Fuego del Infierno. Pero, por Dios, que yo no entiendo lo que tú o Mu’ádh murmuran (cuando rezan)”. Y el Profeta (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) le dijo: “Lo que decimos también es sobre el Paraíso y el Infierno”. 

Aquí vemos lo que el líder de los primeros y los últimos solía decir, así que quien crea que otra cosa distinta es mejor que eso, es un ignorante y se está engañando. 

En la conducta del musulmán que sigue la Tradición Profética hay cuatro cosas esenciales: seguir el ejemplo del Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), expresar nuestra necesidad a Dios, glorificado y exaltado sea, buscar la ayuda de Dios, y ser firme en el camino recto hasta la muerte. Esto fue afirmado por Sáhl Ibn ‘Abd Allah at-Tastari, y es cierto”. Fin de la cita de Fatáwa as-Subki, 2/560. 

El shéij Ibn Taimíyah (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Todo lo que Dios ha preparado para Sus amigos cercanos es parte del Paraíso, y verlo a Él es parte de la bendición del Paraíso. Por eso el Profeta Muhámmad (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él) solía pedirle a Dios el Paraíso, y buscaba refugio en Él del Infierno. Cuando le preguntó a uno de sus compañeros qué estaba pidiendo en su oración, el compañero le respondió: “Recito el doble testimonio de fe y luego le pido a Dios el Paraíso, y busco refugio en Él del Fuego del Infierno. Pero, por Dios, que yo no entiendo lo que tú o Mu’ádh murmuran (cuando rezan)”. Le respondió: “Lo que decimos también es sobre el Paraíso y el Infierno”. Fin de la cita de Maymu' al-Fatáwa, 10/241. 

7 – Si alguien quiere adorar a Dios, glorificado y exaltado sea, sobre la base del amor solamente, sin temor ni esperanza, entonces su compromiso religioso está en un serio peligro y en la práctica es un innovador. De hecho hasta se podría afirmar que no es musulmán. Hubo quienes dijeron: “Adoraríamos a Dios por amor a Él aun si nuestro último destino fuera la eternidad en el Infierno”. Y algunos creían que sólo el amor a Dios merecía Su complacencia. Esta creencia se asemeja a la de algunos judíos y cristianos, de quienes Dios dijo (traducción del significado): 

“Los judíos y los cristianos dicen: “Somos los hijos de Allah y Sus amados”. Diles: ¿Por qué, entonces, os castiga por vuestros pecados? No sois sino como el resto de la humanidad que Él ha creado. Perdona a quien Él quiere y castiga a quien Él quiere. De Allah es el reino de los cielos y la Tierra, y todo lo que existe entre ellos, y ante Él compareceremos” (Al-Má'idah, 5:18). 

Taqí ad-Dín as-Subki (que Allah tenga misericordia de él) dijo:

“Con respecto a quien intenta basar su relación con Dios en el amor solamente, y adora a Dios creyendo que solamente Le ama, ha comenzado a creer que tiene un estatus superior alejado del servicio a Dios, ha perdido la humildad. Cree que ha sido elevado a lo más alto del amor y se cree a salvo de errores que puedan desviarlo del camino hacia Él, como si tuviera alguna clase de convenio especial con Dios que lo hubiera acercado a Él, por no decir que cree estar ya a Su derecha (donde están aquellos que están a salvo de Su castigo). Nada de eso, más bien ha caído a lo más bajo, ha caído en el engreimiento.

Lo que uno debe hacer es observar una conducta apropiada hacia Dios, mostrar humildad y humillarse ante Él. Tomar conciencia de que ante Él somos insignificantes, realmente pequeños. Debemos reconocer ante Él nuestra fragilidad, nuestras vulnerabilidades, y en consecuencia debemos temer Su castigo, no sentirnos vanamente a salvo de Su castigo. Debemos pedirle que nos ayude a autodisciplinarnos, esforzarnos en adorarle y decirle: “No te he adorado como Tú te mereces”. Admitir nuestras faltas e incumplimientos, rezar pidiendo perdón luego de las oraciones, especialmente en las últimas horas de la noche y antes de la aurora. Luego, sabiendo que Él es Misericordioso, tener sincera esperanza en Su perdón y recompensa”. Fin de la cita de Fatáwa as-Subki, 2/560.

Al-Qurtubí (que Allah tenga misericordia de él) dijo: 

“…“e invóquenlo con temor y esperanza” (Al-A’ráf, 7:56). Esta es una instrucción a la cual el musulmán debe prestar atención, permanecer en un estado de temor y esperanza en la misericordia de Dios, glorificado y exaltado sea, para que la esperanza y el temor sean como dos alas que le permitan volar firmemente por el camino de la rectitud. Si pierde una de ellas, entonces no podrá volar. Dios dijo (traducción del significado): 

“Anúnciales a Mis siervos que soy Absolvedor, Misericordioso” (Al-Híyr, 15:49)”. Fin de la cita de la Exégesis Coránica de Al-Qurtubí, 7/227. 

Puedes entender entonces que debemos seguir el mismo camino en nuestra adoración a Dios que siguieron los profetas y sabios antes que nosotros. Hacer lo que Dios nos ha ordenado hacer al adorarle y hacerlo en la forma en que nos ha enseñado, buscando acercarnos a Él de esta forma, teniendo esperanza en Su recompensa, en la recompensa que Él ha preparado para Sus servidores, y temiendo Su castigo, el castigo que ha preparado para aquellos que se rebelen contra Él. Quien diga amar a Dios, glorificado y exaltado sea, que siga el ejemplo de Su Mensajero (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él), tal como Dios dijo (traducción del significado): 

“Di: Si verdaderamente amáis a Allah ¡Seguidme! Y Allah os amará y os perdonará los pecados. Allah es Absolvedor, Misericordioso” (Ali ‘Imrán, 3:31). 

Y Allah sabe más.

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